Esther, cuéntanos, ¿cuánto tiempo llevas cultivando? ¿Por qué empezaste a cultivar?

Hace unos tres años me apunté a un pequeño taller sobre el huerto urbano, pero no me lanzaba a ponerlo en práctica, lo veía todo muy complicado, hasta que esta primavera pasada mi marido y mis hijas me regalaron una mesa de cultivo y unos planteles. Gracias a ellos, por fin, me puse manos a la obra.

Me imagino que al principio todo resultaria nuevo, ¿qué dudas te surgieron?, ¿hay algo que te resultó complicado ó dificil? ¿Hay algo que te ha sorprendido?

Sí, al principio tenía muchas dudas (semillas ó plantel, las asociaciones, como regar sin “matar” a las plantas, las “temidas” plagas: ¿las sabré reconocer y tratar? …), por eso me animé a apuntarme a vuestros talleres.

Con lo que aprendí y gracias a vuestros consejos pude, sobre la marcha, ir solucionando las dudas que me surgían.

No hubo nada complicado o dificil, todo lo contrario. Me sorprendió ver lo agradecida que es la naturaleza. Con poco esfuerzo pronto brotan las plantas, y se van haciendo solas. Y si alguna se queda por el camino, pues no pasa nada. De ello también se aprende.

Tú cultivas en una mesa de cultivo, con lo cual es cómo si tuvieras una pequeña parcela en tu casa. ¿Qué hortalizas cultivas habitualmente? ¿Qué has cultivado este verano?

En la primavera cultivé tomates, pimientos, lechugas y cebollas. También planté fresas pero sólo me dieron 5 “mini” fresones. Ahora he “ampliado” la zona de cultivo añadiendo un par de jardineras y dos macetas.

Una mesa de cultivo necesita mucho sustrato, ¿qué tipo de sustrato utilizas?

Utilizo fibra de coco y humus de lombriz. Mezclo un 40% de fibra de coco con un 60% de humus de lombriz. Esta mezcla la hice en la mesa de cultivo la primavera pasada, cuando estrené la mesa.

Ahora, este otoño, lo que he hecho ha sido remover un poco la tierra que hay en la mesa, y le he añadido una “alfombra” solo de humus.

Hasta el momento había comprado los planteles (menos los hechos en vuestro taller), para hacer más corto el periodo de cultivo y asegurarme el éxito. Ahora estoy preparando planteles de lechugas y acelgas.

Al tener una mesa de cultivo, ¿cómo riegas? ¿Tienes algún sistema de riego?

Tengo un riego por goteo instalado a medias, y que todavía no he podido ponerlo en funcionamiento.

Durante el verano regué aprovechando el agua del aire acondicionado. Cuando me fuí de vacaciones puse en práctica (y funcionó muy bien), los conos cerámicos clavados en la tierra.

Ahora, siempre tengo un par de regaderas llenas con agua del grifo. Dejo el agua reposar para que se “evapore” el cloro. Cuando veo que las plantas necesitan agua, las riego y vuelvo a llenar de nuevo las regaderas. A veces añado unas gotitas de vinagre para rectificar el ph del agua.

Y las plagas y enfermedades ¿qué tal se han portado con tu huerto? ¿Cómo las has combatido?

Este verano me han “atacado” las orugas, sobre todo en las tomateras. Con un papel fino las iba sacando (lo bueno que tiene la mesa de cultivo es que, al estar elevada, es muy cómodo poder mirar el envés de las hojas; no tienes que agacharte mucho y todo lo puedes observar con facilidad).

También las rocié con extracto de ajo. A modo preventivo también rocié las plantas con extracto de ortiga, y entre las tomateras puse una pequeña maceta de albahaca.

Las lechugas un desastre, se me espigaron. Las tomateras se portaron muy bien y pudimos recolectar bastantes tomates. Los pimientos “pasaron” bastante de mí pero a la vuelta de vacaciones, en Septiembre, dieron algunos pimientos, cosa que me alegró mucho pues ya no me esperaba nada de ellos. Las cebollas, bastante “minis” pero muy buenas.

El balance, para mí, y como principiante que soy, es muy bueno. Para ser el primer verano estoy muy contenta y con muchas ganas de continuar.

Y, ¿qué estas cultivando esta nueva temporada?

Acabo de plantar tres tipos de lechuga, un par de escarolas, cebollas, rábanos, zanahorias, acelgas y espinacas. Ah…. y también calçots … ¡¡¡

Por último, dinos tres razones con las que te gustaría animar a la gente para que cultive en casa.

Una sería la ilusión qiue uno se lleva cada día al ver los cambios que se van produciendo en el huerto (una hoja nueva, una flor que ya se ha abierto, un fruto a punto de ser recogido…).

Otra sería el disfrutar de aquella ensalada o verdura recién recogida y comida. Como no tenemos espacio suficiente para “autoabastecernos” del huerto, el día que en la comida hay un tomate, unas hojas de lechuga, unos rábanos del huerto …. , aquel día la comida sabe a gloria.

Por último (aunque hay muchas más razones), es que aprendes a observar, a no ser impaciente, a compartir la experiencia y los progresos con la familia, a hacerlos partícipes de este mundo.
Aunque, en casa, se rieron de lo pequeñas que habían salido las cebollas, fue lo primero que desapareció del plato ….. ¡¡¡¡

Un consejo para los que no se atreven a meterse en el mundo del huerto urbano, pero tienen el gusanillo: que compren un par de planteles, que los trasplanten y que los cuiden. En cuanto vean cómo crecen, no dudaran en ponerse de lleno a sembrar.