Hago un alto en mi descanso navideño del blog, y aquí os dejo el artículo de opinión publicado por mi amigo y periodista Fernando Rivares, el viernes pasado en el Periódico de Aragón, lo transcribo porque me ha parecido muy interesante y quiero compartirlo con vosotros:
“Establecí ayer una curiosa paradoja entre la antidemocrática Cumbre sobre el Clima en Copenhague y las calles zaragozanas. Mi autobús duplicó exactamente el tiempo que habitualmente tarda en cubrir el trayecto entre mi casa en un barrio periférico nuevo y la Puerta del Carmen, pasando de los 25 minutos habituales a 50 minutos a la misma hora temprana en que suelo cogerlo si he de acudir al centro. Miraba por la ventanilla la incómoda pero romántica, y para mi feliz, nevada que el tráfico no permitía cuajar en las calles mientras comprendía la verdadera razón por la que el autobús circulaba mas lento que la tortuga de mi sobrino en su terrario, y por la que un semáforo en la vía Ibérica cambio tres veces sin que nosotros arrancáramos. No fue (solo) el modelo urbano zaragozano (o de cualquier urbe media), ni el frío polar que arreció ayer, ni los leves copos de nieve, ni la lluvia helada por momentos a la hora de acudir al trabajo y al cole. Fue que mi autobús no cabía, que el parque automovilístico sacado a la calle porque nevaba, cuando precisamente por la nieve habría que haber dejado el coche en casa, era mayor que los metros cuadrados de viales en la ciudad, que mi bus no arrancaba cuando el semáforo se ponía en verde porque el exceso de vehículos privados con una media de ocupantes de 1´5 personas (datos oficiales del Plan de Movilidad Urbana) que nos rodeaban, no lo permitían.
Pensaba en los activistas ecologistas en Copenhague, entre los que hay aragoneses y aragonesas, perseguidos por la policía y abandonados por una organización impresentable pero a la altura del grado de compromiso político que la Cumbre puede alcanzar, clamando por lo evidente. Pensaba en el grado de conciencia ambiental entre la clase política española y mundial, tan dispuesta a mentir sin pudor y a inventar sin reparos, y me parecía que Copenhague solo era el fiel reflejo del estado del mundo con respecto a la sensibilidad medioambiental, que hoy tiene carácter de supervivencia y defensa de cierta mínima calidad de vida saludable.
En Copenhague los responsables políticos se escojonan del personal en medio de cumbres de grandes aparatajes y medidas tan espectaculares como inútiles, pactadas previamente, sin debate sincero profundo, y negando a la sociedad civil en el más preclaro modo de negar el siglo XXI donde la razón y el dialogo debían haberse impuesto y donde ningún proceso democrático vale como tal, sin la participación social. Una participación que ya no es sinónimo de afluencia ni de escucha, sino de toma colectiva de decisiones.
La gente sacó a la calle el coche en Zaragoza convirtiendo la ciudad en un macrobotellón de gasolina. Copenhague fue un macro botellón de desvergüenza, caos organizativo y chulería administrativa con un pequeño cheque de compensación por ensuciar, en lugar del compromiso por no ensuciar. España violó Kioto como ahora violará Copenhague. Los zaragozanos y zaragozanas nos comportamos como nuevos ricos desesperados, con memoria de pez ártico y maña de res de la sabana, creyendo que el mundo es un centímetro a nuestro alrededor y todo se acaba ahora, y nuestras administraciones lo corroboran en la cumbre mundial del clima.
La nieve no cuajó en las calles, se diluye como se diluye cualquier atisbo de conciencia global si hemos de modificar nuestro comportamiento personal más básico. Si la suma de lo personal hace lo colectivo, hoy lo colectivo es el reflejo de un error histórico.
Publicado en El Periódico de Aragón el 18.12.09″
Publicado en El Periódico de Aragón el 18.12.09″
5 respuestas
Muchas gracias Pablo por tu comentario. Estoy de acuerdo en casi todo contigo, salvo en la lucha “con puños y dientes”. No soy partidaria de la violencia, ni siquiera la verbal. Por cierto, me gusta mucho vuestra iniciativa de huerto comunitario. Os seguiré de cerca a ver que tal os va. Ojala consigais sacarlo adelante. Un abrazo.
Yo no veo que las urnas hayan conseguido nada ni vayan a hacerlo ahora. Creo que la cuestión del clima necesita un cambio profundo en el orden de las cosas. Me parece que todas estas cumbres no son más que parafernalia política y propaganda barata. Son parchear un problema que va a determinar nuestras vidas (sobre todo las de lxs que aún somos jóvenes)a un nivel que ni nos imaginamos. Si no se fijan otras prioridades princpales por encima del interés económico en las conciencias de la gente no hay futuro posible. Yo no quiero que lxs políticxs me escuchen, ni que me solucionen la vida. Es mi vida lo que está en juego y no quiero que dependa de sus elecciones, que hasta ahora no me han aportado nada. Si nos quieren quitar la vida creo que sólo podemos defenderla con puños y dientes, aunque nos tachen de radicales. La raiz del problema es justamente la clase política y el sistema económico. Por eso la continuidad del planeta pasa por la destrucción de esas dos cosas.
Una pena…tantas expectativas que teniamos todos, pero en el fondo lo sabiamos….los grandes sólo se mueven si hay dinero por medio.
Como consumidores también tenemos mucho poder para cambiar las cosas, y así lo intento yo día a día.
Si, ha sido muy triste, pero yo creo que la lucha debe continuar, los políticos tienen que seguir escuchandonos. Y una manera de que nos oigan es en las urnas. Por mi parte, lo tengo muy claro. Un beso muy fuerte.
Un horror lo que esta pasando en la cumbre.
Las noticias solo muestran la poca organizacion y el caos que invade las calles.
Hemos perdido otra oportunidad (quizas la ultima y la unica) de hacer algo por este bendito planeta.